Memorias de Mariano: Una vida de resiliencia, amor y poesía
La biografía de Mariano, contada por su sobrino, que destaca su humanidad y creatividad frente a la adversidad.
✒️ por José Ángel Meseguer Fernández:
(Sobrino y tutor de Mariano)
El Tío Mariano
Algunas personas me ven por la calle, – ¡ Oye ! No paran de poner a tu tío Mariano por el Facebook – ; Me consta que es así, pues me mandan estos escritos familiares y amigos convertidos en wasap la única red social que utilizo…Esto que escribo alguien lo mandará por mí… Os doy las gracias a todos, por vuestra sensibilidad, compresión y cariño hacia Mariano…Gracias…
Al leeros, me llegan vivencias pasadas del Tío Mariano, donde el aceptar puso a prueba a la familia, no me voy a meter en quién hizo más o menos, ni juzgar a nadie, cada uno hizo lo mejor que supo.
Vivir con un enfermo mental no es fácil, pero tampoco imposible, le diagnosticaron Esquizofrenia en edad juvenil, sufría bajones, etapas descontroladas, mareos, vértigos, temporadas sin salir de casa, con tratamientos y medios de aquellos años, hoy se ajusta con subidas o bajadas de medicación, el campo de la Psicología ha mejorado bastante, pero el cerebro sigue siendo un océano, las enfermedades mentales son complejas, primero para quien las sufre y después para quienes rodea, personalmente también me afectaron a mí, la paciencia, la empatía se ponen a prueba y a veces tambalean. Siempre nos queda el Amor y Compasión e invitar al entorno cercano, familiar a que haga lo mismo, puestos a convivir hagámoslo con Amor, ¿ Verdad ?…
De mi Tío podría escribir páginas y páginas de anecdotarios ; Cuando empezaba a salir con mis amigos parece que me olía, me perseguía, me pedía alguna monedica a mí y mis amigos, yo le regañaba, que servía de bien poco, la familia luchaba con él para que fuera bien vestido y aseado, la higiene es lo primero que abandonan, quedando muchas veces a su libre albedrío, pudiendo parecer un vulgar vagabundo; verlo así abandonado no era para presumir de Tío, mostraba mi vulnerabilidad, como una enfermedad mental puede tener tan poderoso efecto dominó…
Le pedía al Alcalde, al cura, a ” To quisque”, por una monedica te recordaba el santoral del día, incluso felicitaba cumpleaños de quien más conocía, de esa forma entrenaba su memoria…
¿ Quién de vosotros sabe cuántos naranjos bordes hay en el Paseo Rosales? , Mariano sí lo sabía ( hay setenta y nueve, para que mañana no vaya nadie a contarlos), muchas horas de monotonía, viendo el viaje que le daba su mente.
Quiso hacer una poesía al Paseo Rosales, pero su intelecto ya no hilvanaba , el hecho de pensarlo denota sensibilidad, observación e imaginación, pensamientos abstractos que se llevó consigo, otra poesía inconclusa, mi Tío estaba enamorado de su Molina del alma, el sábado de mercao para él y muchos es día de fiesta, Mariano se mezclaba entre la gente buscaba a los clientes fijos de su jurisdicción con las garras de la inocencia, un poco de pesadez hasta dejar noqueada a su presa con sus dedos en ” V ” moviendo con suma gracia, era su técnica de encantamiento, con sus palabras mágicas “Sufrillo”, la gente lo deformó a “Sufrallo”, se le daba bien inventar palabras, La Real Academia de la Lengua Española hubiera tenido tarea con él, a mí me llamaba “Chelitillo”…
Mis primeros recuerdos hacia Mariano, contaba bonitos cuentos a la hora de la siesta, olía a los mejores aromas de una casa de abuela, tenía magia en hacer reír a los niños, fue un día donde bajo una sábana a modo de fantasma atrapaba niños metiéndolos en la casa como si fuera el Tío del saco, su forma de bailar perulla me parecía graciosa, jeje..
Jugaba a la pelota pegando buenos patadones que se estrellaban en la puerta de Doña Pepita, cuando la plaza roja no era conocida por ese nombre, ese parque estaba ocupado por una manzana de casas que tiraron, ese era su magistral barrio lleno de sillas al fresco…
Cuando mi abuelica falleció, mi Tío se vino a vivir a mi casa ( de mis padres), yo fui el elegido para compartir habitación con él, tenía 14 años, Mariano la edad de Cristo 33, fuimos los compañeros perfectos, nació entre nosotros una gran confidencialidad, noches de insomnio escuchando al loco de la colina, inolvidable concierto de Abba, charlas, risas, disfrutando de su sentido del humor, con el aprendí a escuchar la radio, a buscar la mejor emisora, partidos del Real Murcia, su quiniela, programas deportivos como ese de Juan Ignacio de Ibarra. Me comentó que fue entrevistado en varios programas de radio ( por lo del Adonais), tuvo una amiga o novia de Moratalla, como aspiración le hubiera gustado ser maestro de Escuela, pero su enfermedad se lo llevó todo…
El día a día era de todos los colores, asumiendo, normalizando la situación. Cuando Mariano dormía en su casa, presumía de dormir en la habitación y misma cama donde fue concebido y parido. Durante sus últimos años de vida asumí su Tutoría ya en
Residencia; me gusta pensar que sus últimos años estuvo en un estado de Gracia, como un regalo de la vida, me ofreció su mejor magisterio, hasta llegar a esta forma de pensar, he necesitado transformarme, ese fue mi mejor despertar y todo gracias a Mariano…
Mariano posee amplia biografía, anécdotas variopintas con cada uno de los vecinos de Molina, por favor quédense con lo bueno. Pido perdón a quien la presencia de Mariano pudo ofender o importunar. Gracias por detenerse a hablar con él, gracias por tu Eurico, cigarrico, cafelico, por tu tiempo, la principal necesidad de todo ser humano que se considere sociable.
Mariano tenía el Don del agradecimiento, persona amable, simpática, caballero andante, caía bien a la gente, otros se reían de él, mucho mejor reír con él, su risa era contagiosa, jeje…Que bueno Mariano…
Fue circunstancial por su enfermedad, que lo arrinconó contra las cuerdas, así aguantó los golpes de la vida hasta los 75 años de edad. Un 17 de Enero “San Antón” nacía en calle San Fernando, N°6, iba a ser María, pero cuando vieron el pirindolo quedó en MariaNO, toda Molina estaba en las Salinas, menos mi abuela y la partera, vino al mundo en un día de Festividad, fue la alegría y Felicidad de toda la casa, su niñez, su infancia, hermosa época dorada, aprendió a nadar en el río, dibujaba hadas, era poeta…
Los últimos años de Mariano por Molina en decadencia, se arrastraba, se hacía pipi encima, más enfermedades se sumaban; seguramente tuvo que ir antes, pero llegó cuando llegó, fue un descanso para la familia verle entrar en una ansiada residencia, la dignidad abrazo a Mariano…
Muy pocos Molinenses han sido afortunados de leer la antología poética de Mariano, tenía 20 años cuando la ley, el privilegio de ser su sobrino me otorgó el placer de leer su manuscrito original a puño y elegante letra cursiva muy bien encuadernados ; al acabar su lectura lo devolví a mi Tío Pedro que lo custodiaba todo a cal y canto, al fallecer Pedro nadie sabía del paradero del poemario de Mariano, todo desapego, sus poemas se extraviaron, desdichados poemas, desdichado Mariano, mucho peor que caer en el olvido, ser ignorado…
La obra de Mariano no fue publicada, cuando cayeron en mis manos debí fotocopiar, perdón por la parte que me toca. Una pena que su obra no viera la luz para el público en general; la entrevista que hace Jesús Maeso a Mariano, recuerdo haberla leído en el desaparecido periódico Línea en edad infantil, le decía: joroba Mariano eres un tío importante, meritorio tener la valentía de presentarse y de estar cerca del “Adonais”, en todos los concursos que se presentó quedó clasificado en los primeros lugares, no se conserva notificación o justificante alguno para dar credibilidad a los hechos, pero gracias a Jesús Maeso es más que suficiente para proclamar que Mariano fue Poeta, aunque quedó en joven promesa para la eternidad, no pudo prosperar e ir madurando literariamente sin duda hubiera ido a más…
Pasaré por la Concejalía de Cultura y allí les propondré, si Mariano pudiera tener cabida y merecer un reconocimiento en el paseo de las letras del parque de la Compañía, les diré, que el dichoso meteorito alcanzó de lleno la figura de este humilde Poeta de Molina dejándolo noqueado…
En el intento de retomar su vida probó fortuna en Madrid y Barcelona con sus hermanos, ningún trabajo le gustaba, volvió a Molina. Poco más de un mes le montaron a Mariano una guardería, en una habitación que había en el corral de la casa de mi abuela, acudían los zagaliquio/as del barrio, les leía cuentos, ponía música, los entretenía, pero aquello no tuvo continuidad, mi abuela en un recreo le dio a los críos libertad, allí quedaron para el recuerdo dos bancos que hizo el Maestro carpintero Pichorro…
En las Fiestas de Molina sacábamos una carroza que llamábamos: ¡ Oh, Bodega Sonora!, así empezaba una de las Poesías de Mariano, que de tanto recitar acabe memorizando; al paso por la calle mayor en la esquina de su calle la San Fernando ( donde las Pepas tenían su comercio), nos esperaba Mariano, lo agasajamos, le recitabamos la poesía de la Bodega Sonora a pleno pulmón, finalizando Mariano Cipote es sensacional. Visualicen el entorno un camión lleno de Huertanos pegando botes y Mariano comiendo morcillas…
Mariano tenía 19 años cuando escribió la Bodega Sonora, a mi modo de ver la escribe con una precisión y sencillamente busca las palabras adecuadas para definir una estancia bodeguera tal como es, con armonía, musicalidad, el estado de paz del silencio bodeguero, invitando a ver más allá, entusiasmo, alegría y Amor, sentimientos puros virtuosos de todo poeta, a mí me parece estos ocho versos una auténtica obra de Arte, juzguen ustedes…
Es la única poesía que se conserva integra, salvo que alguien tenga alguna más…
¡Oh, Bodega Sonora!
Sellada entre silencio
Mazmorra de garrafas
De vino prisionero.
¿Cuándo los caminantes
Respirarán su aliento?
La sangre de tu vino
Es vida de sus cuerpos.
Octubre 1968
Mariano Fernández Sánchez….
Está poesía bien podría presidir en la cabecera de toda bodega vinícola que se precie…
Ya en la Residencia Virgen del Valle El Palmar, de vez en cuando le daba a Mariano el llamado día bueno, en sus últimas visitas a Molina nos solíamos sentar por el Paseó Rosales en Pastelería o Heladería, gente que lo conocía se acercaba a saludarlo, armándose un gracioso barullo, – ¡Mariano estás vivo!, ¡Hombre Mariano que bien te veo!… Gracias…En una de esas sentadas en la Jijonenca, el Antiguo alcalde Eduardo, se sentó unos minutos con nosotros, nos contó una anécdota que desconocía, me hizo enorgullecer más hacia Mariano ( no quiero contar por aquí por cosas del respeto, no es bueno contar nada en otra persona y menos de un Alcalde, seguro que Eduardo podría contar abiertamente)…
La salud de Mariano se venía gastando, una insuficiencia respiratoria desembocando en Neumonía, no saturaba en condiciones, los celtas, Fetén,Ducados, demoledor tabaco pasando factura el tío de la guadaña, estando en el Hospital de Molina a los Sanitarios les dejó huella, allí se quedaron sus libretas, hadas, castillos, estrellas, paisajes, palabras sueltas. Aquí en Molina pasó un mes y unos días más Hospitalizado, se lo pasó pintando y haciendo dedicatorias…
Mariano le pregunté:
¿Si fueras pintor que bodegón te gustaría pintar?,- Un lebrillo lleno de Tortas de conde, cordiales y un cuerno en todo lo alto, goloso.
A mí otro Tío de Madrid por teléfono le cantó el villancico, dime niño de quién eres, se quedaba sin óxigeno…
La estancia en el Hospital se alargaba, veía dibujos animados, le ponía música del móvil, le leía poesía de Machado, Miguel Hernández, García Lorca, Bécquer, me pidió que le leyera poesía de Luis de Góngora y ” a una nariz” de Quevedo, esos fueron sus últimos deseos y que le cogiera las ceras cuando se le caían al suelo…
¿Mariano quieres vivir? ¡Siiiiii¡ Decía con su voz debilitada. Mi madre que vive en la Residencia de Fátima se sumaba a la despedida de Mariano, la llevaba en silla de ruedas, desde cama a silla solo llegaban a darse la mano, mi madre leía prosa de memoria, ” caminaba por la calle, Cristo estuvo en mi casa en aquella Navidad”…
Cuando regresaba al Hospital después de trabajar para darle de cenar, agolpados en la puerta mucha gente de blanco y dentro de la habitación un montón de sanitarios chavales en prácticas Auxiliares de enfermería, escuchando recitar, admirando sus dibujos, un momento de lucidez, recitó la bodega sonora casi sin aliento, reboso cariño hasta el final…
Yo pensaba que había venido a morir a Molina, su pueblo que tanto amaba, desde su habitación 228 se veía la torre campanario de la iglesia de San Vicente Mártir, cielo azul y nubes blancas, eses fue su último paisaje…
Recibió el alta médica del Hospital de Molina, viajo en ambulancia a su Residencia, estuvo en la enfermería una semana…
A las 9:30 de la mañana su luz se apagó un 11 de Noviembre del 2024 para brillar con más fuerza en otro lugar…
Los que por aquí os acordasteis de él con un D.E.P, los wasap que recibí, los que por la calle a día de hoy todavía me dan el pesame de su despedida, en velatorio, Misa y acompañamiento al cementerio, Gracias a todos de Corazón…
En su tumba cubre una lápida de mármol blanco italiano rezando la siguiente frase:
Amor, Amore, Amour…
Poeta.
Adiós a Mariano Fernández, el poeta más grandioso que dio Molina de Segura.