Se busca concurso: vivo o muerto
El Crearte ´22 que comenzó el pasado septiembre entregó a sus ganadores el premio el 16 de diciembre en una gala celebrada en el Muden que empezó a las 20:00h de la tarde.
En el pasado la gente iba de ciudad en ciudad, buscando a los bandidos de las fotos de “Se busca” con una suculenta recompensa en función de lo escurridizo que fuera el bandido. Ahora aquellos que se buscan la vida son los artistas. Hay algunos que tienen suerte y acaban trabajando en sitios donde su arte es de agrado y consiguen una remuneración acorde. Pero para el grueso de los artistas no es así. La gran mayoría son unos cazafortunas que buscan un concurso al que presentarse. No solo buscan saber que su arte es bueno, si no el reconocimiento que trae el peso que los premios dan.
Hace 6 años, Molina de Segura experimentó varios cambios. Entre ellos, fue este, la creación del Crearte. Nacido como una imitación del, ya asentado, CreaMurcia pero con un diseño propio y brillante. Querían ofrecer a los jóvenes de Molina (y alrededores) la misma fama y prestigio que había en la capital.
Categorías de todos los colores y sabores. Pintura, videocreación, literatura, música, fotografía y artes plásticas. Todos tenían cabida. “Si quieren venir, los vamos a recibir con los brazos abiertos” ese era el lema. Molina quería resurgir una cultura que siempre había estado ahí, pero que la dejadez y el tiempo habían ajado. Siempre se hablaba de la llamada “Generación del Meteorito” pero el hombre no vive solo de letras. Necesita de todas las artes.
Pero habia un problema: Las cosas se tienen que hacer a lo grande. Ya bastaba de hacer las cosas en plan pequeño. La música, al aire libre en los auditorios con entrada libre. Las fotografías y pinturas expuestas en gran formato para quien deseara observarlas. Para poner la guinda, grandes pinturas murales en los edificios para evitar el descolorido paso de los años.
Faltaba un cine para que los jóvenes cineastas pudieran expresar su arte en su máxima expresión. No todo se podía dar en esa primera edición. Quizás no falte tanto para ello.
Tal vez no sea una revolución propiamente dicha. Tampoco se puede transgredir mucho en un concurso. Al fin y al cabo hay protocolos que cumplir.