FIESTAS

Aquellas fiestas de antaño

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Plaza del Casino. Fotografía cedida por Victoriano García Guillén
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Alejandro Bernal

Seguro que muchos de ustedes-vosotros tuvisteis la suerte de disfrutar de aquellas fiestas de antaño que se celebraban en éste nuestro pueblo.

Hagamos un poco de memoria y retrocedamos en el tiempo.  Sería difícil concretar cuándo y cómo es que empezaron a celebrarse las fiestas populares, pero todo apunta a que muchos años atrás solía hacerse una celebración ligada, sobre todo, a la bonanza de las cosechas, entonces, ante una espléndida cosecha, los campesinos y demás se reunían y lo festejaban con música, baile y comida para todos, ahora bien, cuando la cosecha no era tan buena y los desastres se sucedían, se acudía al santo del lugar y se le sacaba en procesión, (cosa que a día de hoy seguimos haciendo, aunque ya no sea por los mismos motivos, ¿O sí?). En algún momento del pasado ambas cosas se ligaron y el festejo empezó a crecer, a las bandas municipales de música y los puestos de comida se les unieron los gigantes y cabezudos, los carruseles, las tómbolas y los juegos populares. Nacidos principalmente para el público infantil pero que disfrutaban tanto adultos como niños, de hecho, muchos de esos juegos fueron ideados solo para adultos, a saber:

Comerse algo sin usar las manos: Se colgaban frutas con hilos en unas varillas y utilizando solo la boca debías comértela mientras mantenías las manos en la espalda, (simple, divertido y apto para todos). 

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Las carreras de sacos: Un juego de lo más básico consistente en meterte dentro de un saco, que podía llegarte hasta la cintura o más arriba, y correr para llegar a la meta, (los tropezones, caídas y carcajadas estaban garantizados).

La esperada y siempre desafiante cucaña, (muy popular por los pueblos de nuestra España); Ideada sobre todo para los mozos, consistía en un grueso palo que tenía un suculento premio situado en su parte más alta, (un jamón o embutidos varios). Ese grueso palo se enjabonaba para hacer más difícil el ascenso, así qué los espectadores se partían de risa ante los muchos intentos y fracasos de los mozos que intentaban hacerse con el premio.

 Y para los más atrevidos estaba la vaquilla, una tradición que tenía tanta gente a favor cómo en contra.

Me cuenta mi yaya que a Molina solían traer una plaza de toros portátil y allí se celebraban distintos festejos taurinos.  A ella le gustaba mucho el bombero torero; Un espectáculo genuino y magistral llevado a cabo por personas de pequeña estatura que con sus correrías y piruetas arrancaban la risa y aplauso del público que llenaba las gradas. 

¡Ah! Y no podemos olvidar, la elección de la reina de las fiestas, (algo que no siempre estaba al alcance de cualquier moza), las chirigotas, los desfiles de carrozas y la tradicional romería y posterior procesión de nuestra querida y siempre venerada, Virgen de la Consolación.

A día de hoy la fiesta ha crecido exponencialmente y aunque tristemente  se hayan quedado por el camino aquellos  entrañables juegos populares y alguna que otra costumbre,  (que no deberíamos dejar caer en el olvido) contamos con  un amplio abanico de actividades para todos los públicos;  Actuaciones teatrales, actuaciones musicales, actividades deportivas, actividades infantiles, concursos, carreras y para los más religiosos misas y triduos, todo ello dentro de un marco tan alegre como festivo. 

Y ahora decidme, ¿Os gustaría recuperar algunas de esas costumbres y celebraciones, apartadas que no olvidadas, o no lo creéis posible en esta nueva sociedad nuestra tan pluralista y moderna?

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