Recordamos las fiestas de Molina en los años 60 y 70, de la mano de Jesús Maeso
En plenas fiestas, el tema a tratar es, por lógica, el referente a como eran estas en los años 60 y 70, cuando todo era diferente y la ilusión suplía las múltiples carencias. En solo cuatro de días, de viernes a lunes, se completaba todo el programa. Eran jornadas frenéticas, pero ahí empezaba y terminaba todo. Hasta pasados los años 60, los festejos se celebraban en el mes de octubre, justo un mes después de las de Murcia y prácticamente en un fin de semana, ¿Por qué cambiaron? Una respuesta muy simple: siempre llovía y prácticamente unas gotas a destiempo, echaba por la borda toda la espera de doce meses para disfrutar estas atracciones, y maldita lluvia. En mis primeros años, me llevaba mi padre y después mi hermano.
Resulto una casualidad, pero los primeros años de cambiarse a septiembre, también llovió. Ahora es sintomático, ya que prácticamente en ninguno de los doce meses llueve. Con lo bien que nos vendría.
LAS TRADICIONES
Desde entonces se mantiene las dos romerías, subida y bajada de la virgen, la tradicional procesión. Aparte de las citadas atracciones, se estilaba mucho el estreno del traje, y también tomarse unas cervezas en los bares típicos: La Tropical, Central, El Cepa (tenía una ensaladilla y unos berberechos únicos), Taberna del Manco, El Murciano, Cervecería Rosales, El Casino, De Aquí no Paso, Aquí me quedo, La Posada…. En el deporte destacaba la carrera ciclista en honor a la patrona “La Virgen de la Consolación” que hacía sus primeros pinitos, y que atraía a cientos de vecinos en las calles. Se ha convertido, a lo largo de los años, en una de las pioneras de la Región. Posteriormente, fueron naciendo otros eventos como las carrozas, el festival de teatro, el motocross. Año tras año se han ido consolidando por méritos propios y ya tienen un prestigio fuera de toda duda.
Los periódicos regionales, La Verdad y Línea, también dedicaban todos los años números extraordinarios a las fiestas molinenses, bastante similares a los programas, aunque naturalmente en papel de prensa, de más baja calidad. Generalmente, los cumplimentaban los corresponsales, con colaboraciones y diversas inserciones publicitarias que buscaban los agentes de cada diario.
LOS CONCIERTOS
Ya en los 70, al acceder como concejal de Fiestas y Festejos, José Sánchez Martínez, le dio un fuerte impulso al programa, especialmente a lo que a los conciertos se refiere. He sacado los especiales de línea de 1972 a 1974. En el primero de ellos, siendo alcalde D. Ramón Gil Moreno (en su segunda etapa), vinieron entre otros: Camilo Sesto, Nino Bravo y Mari Trini. También se hace referencia a Josefina Mondéjar, que fue “Maja de España” y a los boxeadores Palazón, Pineda y Hernández.
En 1974, destacan dos colaboraciones del veterinario Federico García Tendero, así como las de Juan Antonio Serrano y Juan Oliva. Con una entrevista con el novillero local Vicente Segura, en la Terraza Municipal, actuaron entre otros Julio Iglesias, Camilo Sesto, Los Diablos, Basilio y Los 3 Sudamericanos. La Reina de las Fiestas es Iluminada Sandoval (hija de Ceferino del cine) y los días de fiesta ya son diez, en vez de los cuatro días de los años sesenta. Destaca así el mismo el Certamen de Fotografía de Antonio Robles Romo, decano fotógrafo, al que se le hizo un homenaje, con una exposición en la Sala “La Cárcel”.
LA VIRGEN DE LA CONSOLACIÓN
Podríamos estar escribiendo páginas y páginas sobro como eran las Fiestas de Molina, pero en tantos años hay cosas que no han cambiado y que siguen latentes en el corazón de los molinenses, su devoción innata y fiel por su patrona, Nuestra Señora La Virgen de la Consolación. La subida en romería para presidir toda la programación, con su estancia en la emblemática Iglesia de la Asunción (sin duda el monumento más prestigioso de la población), así como la bajada a la Ermita, una vez finalizado todo, son manifestaciones de fervor en torno a la Madre de todos los molinenses.
No obstante, sublime, majestuosa e inigualable, es la procesión con su imagen, el domingo anterior a fin de fiestas, por las principales calles de la ciudad. Prácticamente, toda Molina se vuelca en su compañía, superando con creces cualquier otro evento, por importante que sea. En eso todos estamos de acuerdo. Ese es el día de la cita anual de todos los molinenses.